El psicópata que llevo dentro me ha dicho que sería interesante matar a alguien. Yo tengo mis dudas. No termino de verlo claro. Serán escrúpulos, llámame cobarde, pero no me sientan bien los cadáveres...en general, sean como sean, un muerto es un muerto y la carne humana sin vida es lo mas feo que hay. No me imagino la desesperación de aquellos hombres chilenos que, hace ya muchos años, sufrieron un accidente de avión en las montañas andinas y sobrevivieron comiéndose a sus compañeros muertos. Se dice que a buen hambre no hay pan duro pero ¡hostia, hostia, hostia!, has de tener muchas ganas de vivir y una entraña a prueba de bombas para hacer esa cabronada.
Por otro lado la excitación que debe de producir ese momento del crimen ha de ser increible, la adrenalina invadiendo todos los rincones del cuerpo y ese sudor frío que baja por la espalda. Supongo que eso es lo que alimenta al ego del psicópata. La víctima es lo de menos, no para ella eso está claro, pero para el asesino no existe...en su mente solo existe su enorme, gigante y exuberante ego.
Pero no, no me convence. Además arrastrar cadáveres o guardarlos en los armarios es lo último que deseo hacer, bastantes bultos he tenido que cargar en mi vida. Que cada cual aguante su muerto.
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