"No soy un hombre que sabe.He sido un hombre que busca, y lo soy aún; pero no busco ya en las estrellas ni en los libros, comienzo a escuchar la enseñanza que mi sangre murmura en mi.

Mi historia no es agradable,no es suave ni armoniosa comolas historias inventadas; sabe a insensatez, y a locura, y a ensueño,como la vida de todos los hombres que no quieren mentirse mas a si mismos."

Herman Hesse

sábado, 16 de agosto de 2014

DERVICHE SOY

Sosténme

Porque el mundo gira tan deprisa,
y el viento azota
sin tregua corazones.

Sosténme

Porque perdí mis pies y caigo,
sin remedio en el barro
de este charco maldito.

Sosténme

Porque ya dí casi todo
en este día.
¿Qué tendré mañana?.

Lo que perdí, me duele.
Palomas, palomas blancas...

Derviche soy,
en una danza infinita,
que nunca acaba.

Sosténme

Porque en cada giro muero,
y todo termina,
menos yo.

Florinda.

agosto 2014
viendo partir a mi hermano Jesus.

domingo, 20 de julio de 2014

BENDITA SEA MI CUEVA

Y en el día de hoy, una vez mas herida, sucia y rota, regreso a mi cueva. Mis vestiduras y mis zapatos abandono, desnuda y fría como la serpiente que ha mudado su piel, buscaré refugio en mi casa, al resguardo del mundo, donde nadie me mire, donde nadie me halle, aquí me arrancaré mis cabellos con mis manos y mis gritos golpearán las piedras que estallarán contra el suelo, aquí nadie me podrá oir ni lamentarse por mi, en la oscuridad de mi cueva me refugiaré de tanta luz vanidosa y hueca, de tantas voces y tantas caras.
Clavaré mis uñas en mis brazos y en mis pechos, hasta que la sangre corra caliente por el suelo y se mezcle con la tierra. La sangre que volverá a su origen, de donde nunca debió salir. Pintaré mi rostro con ella y cantaré las tristes canciones de las almas perdidas. Perdidas y locas como yo.
Bendita sea mi cueva. Bendita sea mi sangre. Bendito sea el llanto que corre en busca de consuelo. Vaciaré mis entrañas hasta que el aliento duela, y ya solo seré una angustia hueca...bendito el consuelo de mi cueva.
El dolor es fuerte, penetra por los poros, calándonos el cuerpo, matándonos la mente, el dolor es muerte.
Él nos manda, nosotros callamos, y poco a poco no somos ni sentimos como humanos y en nuestro sufrir latente vemos que el dolor es muerte.
Bendito sea mi dolor y mi llanto que recojo en mis manos encendidas como teas, y lo ofrezco al ser que me acompaña y protege en esta negrura que me rodea.

Florinda.